Durante nuestro primer piloto, los participantes pudieron explorar cómo el patrimonio puede ser una herramienta para encontrarse a sí mismo/a cuando se enfrenta al reto de sentirse en casa en un nuevo territorio. En este proceso, tanto la persona como el patrimonio cambian con el tiempo.
A través de una performance muy sencilla -los participantes escribieron su nombre en un trozo de papel y lo llevaron por las calles y lugares que habitan a diario- los y las participantes pudieron conectar con el patrimonio de la ciudad de una manera personal y significativa.
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